Desmemoria

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A lo largo de nuestros 211 años de historia política la intolerancia determino nuestra conducta de comportamiento, sus resultados están a la vista. Cuando amanecemos a la vida en mayo del 1810 dos patriotas a quienes los impulsaba el espíritu de la independencia y la libertad de pensamiento y comercio lideran la revolución, sin embargo el germen de la discordia y la intransigencia se manifiesta en el accionar de Saavedra y Moreno, este proceder se extiende en el tiempo y se agiganta y recrudece con la dictadura de Rosas que no se detuvo ni ante el terror, la muerte y el exilio de sus opositores.

El indeleble y eterno sentimiento por la libertad se corporiza en la figura de Justo José de Urquiza que en Caseros termina con la tiranía y nos devuelve la libertad que se materializa en San Nicolás donde los constituyentes nos dieron una Constitución que da institucionalidad a la República.

A partir de aquí es donde la Gran Aldea de los confines del mundo se transforma en la Argentina del extremo sur del hemisferio Americano que junto con los EE.UU en el norte se constituyen en las tierras de promisión que monopolizan el destino de los europeos que emigraban en la búsqueda del bienestar y la paz que a ellos les era esquiva o negada.

Esta es lo que el visionario Sarmiento advierte como consecuencia de su larga estadía en los Estados Unidos, y sus viajes por Europa, esta experiencia le indica y le permite comprender que el sustento que nos permitirá concretar este sueño de grandeza se logra mediante la educación.

Esta concepción de excepcional importancia que se confiere a la educación durante la presidencia de Sarmiento se evidencia en Corrientes una provincia en ese entonces muy pobre y bajo nivel de educación, durante la breve Gobernación del Dr. José Miguel Guastavino que fuera Auditor de Guerra durante la Guerra de la Triple Alianza y Primer Secretario de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el termino de 11 meses que dura su mandato se crean 90 escuelas un promedio de cada 3 días más 1 de escuela, además se funda el “Colegio Nacional General San Martín” de Corrientes que se inaugura el 2 de agosto de 1869 siendo su primer Rector el docente irlandés Patricio Fizt Simon. Esto bien fundamenta y justifica porque a comienzos del siglo XX figuramos entro los 10 países más ricos del mundo.

Así tan opulentos llegamos a ser que nos transformamos en el granero del mundo, en Europa cuando a alguien se lo quería destacar como acaudalado y potentado se decía “más rico que argentino” haciendo referencia o sinónimo de riqueza por la opulencia que teníamos y derrochábamos. Este feliz camino de grandeza, convivencia, moderación y relativa armonía se interrumpe nuevamente con la revolución de 1930, luego los gobiernos democráticos, los autocráticos y las dictaduras se alternan hasta el día de hoy.

Descartemos el total caos y extravío en que estamos inmersos, desordenadamente y sin razonar buscamos salir de las constantes crisis y decadencia echando culpas a propios y extraños, tan extraviados estamos que estigmatizamos a quienes tienen sus ahorros en dólares obviando que no tenemos moneda y que el único refugio seguro y de inmediata disponibilidad que tenemos es en moneda extranjera que siempre conserva su valor. Las profundas y vertiginosas transformaciones que al mundo dinamizan son el conocimiento y la tecnología y quienes a este ritmo se movilizan son los jóvenes, los más impacientes emigran, los que permanecen en el país también comparten sentimientos, deseos y esperanzas, esto nos impone y compromete a darles todo nuestro apoyo, cuidarlos y preservarlos porque son el futuro.

Solo saldremos de esta noche triste de mentiras, inoperancia y corrupción mediante ideas, proyectos para debatir, aunar y consensuar criterios para concretarlos y llevarlos a cabo como lo hacen los países que lideran el conocimiento y el desarrollo. Pero al igual que el comportamiento de la naturaleza que a la oscuridad de la noche la sucede la luz del amanecer, ahora estamos en ese momento en que la luz comienza a aparecer en el horizonte y esa luz son la elecciones que nos darán la oportunidad y el medio para retomar el camino que hace décadas abandonamos.

Asombra el patético grado de degradación en que cayo el gobierno y parte de la dirigencia de la actual clase política sin distinción de sexo, que se pone en evidencia de la forma más elemental que es el lenguaje soez que utilizan y que evidencia el grado de corrupción, decadencia y degradación que alcanza a los estamentos básicos de la condición humana.

Este desquicio mental y material en el que estamos inmersos no debe hacernos perder el equilibrio y sentido común para no advertir que nada es casual sino muy por el contrario estamos enfrentando una dirigencia política que tiene un plan y propósito que desconocemos, pero a no dudar buscan cambiar nuestro modo de vida y principios morales y éticos mediante la ignorancia, la pobreza y llevarnos a un estado de vasallaje similar al que fueron y son sometidos nuestros hermanos de Venezuela, Cuba y Nicaragua, simultáneamente nuestra precipitada dependencia de China y Rusia nos lleva a convertirnos en un estado sin identidad sometido política y económicamente. Pero cuidado que nos estamos siendo apocalípticos solo describimos nuestra decadencia que es grande, nuestra pobreza que alcanza a la mitad de la población, a la inseguridad y la droga que se adueñaron de la sociedad, a la educación que dejo de serlo para transformarse en adoctrinamiento ideológico político de la juventud. Volviendo a la historia la misma esta llena de ejemplos de países y naciones que en su decadencia se deshonraron y perdieron su identidad nacional para finalmente ser absorbidas, ocupadas o dominadas por sus vecinos.

El fatalismo lleva al fracaso y la derrota, somos una nación joven maltratada pero integra con un sector grande de su sociedad, con alto nivel educacional e intelectual y con un acendrado amor por la libertad y la Patria esto debe ser le fuerza que nos impulsará a presentar batalla, luchar y ganar como supieron hacerlos los Padres Fundadores de la Patria.

Buenos Aires, 1 de septiembre de 2021 Diego Lo Tártaro Presidente de IADER