Nos encontramos transitando desordenadamente y a tientas un camino cuyo destino decimos conocer pero no sabemos como llegar a él, muchos pensamos hace un año que a quienes habíamos elegido para gobernarnos tenían planes concretos a ejecutar, grave error la improvisación es la constante. No es que no sabemos cuales son sus programas de acción es peor aún, hoy comprobamos que no lo tienen ni nunca lo tuvieron, están trabajando en prueba y error o lo que es peor esta aprendiendo con el enfermo en estado terminal.
El tremendo desorden en todas la áreas de gobierno en que esta sumergida la república son desconcertantes, la corrupción generalizada es de casi imposible erradicación, al menos por una o dos generaciones, siempre suponiendo que ya nos dispusiéramos a erradicarla. Toda la sociedad en sus dirigencias es corrupta, los políticos, los empresarios, los sindicalistas, la justicia están contaminadas por este virus mortal., las instituciones socavadas en sus cimentos por décadas de desorden provocado y organizado.
Cualquier política económica sea cual fuere su orientación esta destinada al fracaso, ya que el mal endémico es soslayado, solo oímos meras declaraciones de buenas intenciones que son desmentidas por la realidad. La improvisación y desconocimiento sumado a los intereses particulares nos gobiernan. Solo voces muy aisladas se expresan en defensa de la moralización de las instituciones pero son desoídas y en muchos casos son motivo de descalificaciones y burla.
Las diferentes dirigencias compiten por su posicionamiento, mientras el conjunto de la sociedad es simple espectadora y víctima de su lucha por espacios de poder o privilegios. Hoy tenemos más pobreza, más desigualdades, más abandonados a su suerte, más demandantes de Justicia. Cuidado que a los sordos y ciegos se los pude llevar el vendaval, reaccionemos pongamos de pie si no queremos ser arrollados, el mundo esta cambiando a un ritmo vertiginoso, no sea que nuestra lentitud termine dejándonos al costado del camino de quienes si avanzan.
Honestamente quisiera erradicar estos malos pensamientos y pensar en positivo, pero justamente la realidad y el sentido común me indican que solo hay sombras en el horizonte. Quiera Dios que quizás sea ceguera la que no me deja ver la luz, el tiempo me dará la respuesta.
Buenos Aires, 20 de Enero 2017
DIEGO LO TARTARO PRESIDENTE IADER